El Corte Inglés, el shopping mall por excelencia en nuestro país, comenzó hace unas semanas una campaña de comunicación basada en la esencia de su marca: el concepto satisfacción.
Se trata de una campaña con amplia cobertura en medios, tanto en cuñas de radio, como en prensa y TV. Como muestra, os dejamos este botón:
Hace algún tiempo que en EMOTE venimos reclamando cierta acción brandera por parte de la marca. Hasta ahora, estábamos ante una marca histórica, cuyo nombre no sobreviviría hoy día si se tratara de una marca de nueva creación, que poco más hacía que vender "tenemos de todo y para todos".
"Pero eso es lo que debe hacer un shopping mall, ¿no?", se preguntarán algunos. Sí y no. Nos explicamos.
Cierto es que definir a unos grandes almacenes puede ser a la vez sencillo o complicado. Sencillo, porque ya sabemos lo que nos vamos encontrar ahí: de todo; desde ropa a televisores, pasando por alimentación y productos de electrónica. Complicado, porque es muy difícil enfocar una marca cuya definición es precisamente el desenfoque propio de la categoría de producto donde opera.
Dicho de otro modo: ¿cómo es posible enfocar una marca cuyo campo de acción es tan amplio? ¿Cómo enfocamos las audiencias? ¿Cómo seleccionamos a quién y a quién no dirigirnos, si somos la Coca·Cola del retail?
La respuesta parece haberla hallado en cierta manera El Corte Inglés: lo que importa no es el enfoque a través de tangibles, sino de intangibles. ¿Y cuál es el intangible más valorado de la marca? ¿Qué nexo podemos encontrar entre tantas y tantas categorías de productos y servicios? Satisfacción. Sencillo pero efectivo, a veces los conceptos más sencillos son los que mejor funcionan (y también suelen ser los más difícil de encontrar).
Así, la enseña parece haber encontrado un rumbo sobre el que trabajar, pasando del "Si no quedas satisfecho, te devolvemos tu dinero" (con una base puramente materialista del término), al "Porque si no quedas satisfecho, no seríamos El Corte Inglés".
El Corte Inglés ha encontrado la vuelta de tuerca perfecta: cómo avanzar desde un enfoque tangible a uno intangible. Es un buen comienzo, un primer paso; ahora habrá que ver si todo eso tiene la coherencia que cualquier programa de Branding necesita, si se aplica en todos los momentos de la verdad, y en todos los puntos de contacto de la marca.